La casa de los Abuelos

Hace unos meses, me encontre con una carta que hace muchos años me regalo mi abuela, y que muchos años atras ella escribio para mi y quisiera compartirla, especialmente porque mi abuelo ya no está, pero ella aun sigue aquí.



Siempre la casa de los abuelos tiene un encanto especial, a mi me paso en mi niñez y ahora lo constato en mi nieta.

Mariel, es una pequeñita de escasos 2 años se levanta del suelo un os de 70 cm. pero es un manojo de fibra, que desde que Dios amanece hasta que obscurece no para de andar por toda la casa.

Cuando viene para ella es un mundo de maravilla, cada cuarto de la casa tiene su encanto, si es mi recamara: donde tengo mi maquina de cocer, su gusto es sacar hilos, encajes, listones enredarse en ellos y regar botones por doquier, si es la recamara de sus tias: se da gusto sacando fotos, posters, revistas, cartas, aretes, collares, ah! y pintarse con cuanta pintura vea ya sea para ojos, labios o que se yo.

Si es la cocina: su encanto es sacar los trastos y lo mismo le da si se quiebran, la despensa le vale, como dicen ahora y en un momento me la desocupa, se llena de harina, manteca o vainilla, prueba de todo; arroz, avena, las sopas de pasta las mastica que da gusto verla, de nada le sirven los regaños de su tia que se desespera de ver el batuque que deja, luego quiere que la bañe, le doy su biberon y se duerme, como si no hubiera hecho nada, claro que cansada de tanto que trajina y mientras sueña seguira planeando: al despertar ira a a la sala donde hay tanto muñequito que puede quebrar o al cuarto de su tio Javy donde hay carritos, soldaditos, y muchos distintivos de la cruz roja y de los bomberos y que se enoja tanto tu tio porque ella juega con ellos, tal vez ira al corral y sacara las gallinas que tiene su tio Vinny y donde hay tierra para jugar y comer (le gusta comer tierra) o tal vez jugara con el gatito de su tia Elba, ese gatito rebelde que no se deja bañar y que ella a cada rato quiere tener en la bañera o en la taza del baño segun se le ponga mas facil, quiza haga enojar a la presumida, una perrita que le dieron a su tia Claudia y que la cuida como si fuera de dulce.

Esa es mi pequeña, traviesa e incansable nieta, que primero duerme a su abuelito a que ella se duerma, y se le escurre de los brazos y sigue haciendo de las suyas hasta que cae la tarde y vuelven sus papás por ella y se la llevan de la casa de los abuelos.

Junio de 1983 Cd. Obregon Son. Dora Elia Rmirez de González

(Carta a Mariel, mi primera nieta)